En el siglo XIX, en el corazón de París, en un hogar humilde, nació Blanca Aubreton de Lambert, el 9 de diciembre de 1867. Desde su infancia, Blanca se vio obligada a trabajar incansablemente para contribuir a la subsistencia de su familia. Este espíritu luchador y su deseo de superación la acompañarían a lo largo de su vida.
El destino la llevó a contraer matrimonio con Hipólito Lambert, y juntos emigraron hacia América, estableciéndose en la Ciudad de Buenos Aires, República Argentina.
A lo largo de los años, Blanca tuvo que desempeñar diversas labores para sostener su hogar, sin embargo, nunca olvidó su vocación espiritual, la cual había aprendido desde muy niña junto a Zuave Jacob, considerándola como su verdadera misión en la vida.
El año 1915 marcó un momento crucial en la vida de Blanca cuando conoció al hermano Eugenio Portal. Fue este encuentro el que desencadenó la colaboración conjunta de ambos para materializar "La Idea Nueva" en la Escuela Científica Basilio.
Entre los años 1918 y 1919, la salud de Blanca se vio debilitada, pero su compromiso inquebrantable la impulsó a seguir trabajando con energía y dedicación para cumplir su promesa. Finalmente, partió de este mundo el 25 de junio de 1920 en Buenos Aires, dejando un legado espiritual que se convirtió en los pilares de nuestra Institución.
A través de su asistencia espiritual y sus vibraciones de amor, Blanca desempeña un papel fundamental en la Escuela para la Redención Espiritual y Humana, su influencia sigue resonando en cada aspecto de nuestra labor institucional.
Bernardo Eugenio Portal, nacido en Francia en el mismo año que Blanca, 1867, se convirtió en ciudadano argentino. Hijo de Pedro Basilio Portal, Eugenio era un hombre culto que también obtuvo el título de Escribano Público Nacional. Estaba casado con Valentina A. de Portal, y de esta unión nacieron sus hijos María Antonieta, Leopoldo y Francisco.
Bernardo Portal compartía las inquietudes éticas y espirituales de Blanca Aubreton de Lambert, y su búsqueda lo llevó a un encuentro trascendental con ella. De esa primera reunión surgieron las conversaciones para fundar una Escuela con la misión de guiar a la Redención de todos los seres.
El 1º de noviembre de 1917, después de un arduo trabajo conjunto, fundaron la Escuela Científica Basilio, que se regiría por el lema "Hacia DIOS con la Verdad y la Justicia".
La tarea del hermano Eugenio no se limitó únicamente al ámbito espiritual, ya que se adentró en los aspectos legales necesarios para obtener la Personería Jurídica de la Institución. Con dedicación inquebrantable, elaboró el Estatuto y Reglamentos que se presentaron ante la Inspección General de Justicia, logrando la aprobación del Gobierno de la Nación en el año 1925. Su legado trasciende las barreras del tiempo, dejando una huella indeleble en la historia de la Escuela Científica Basilio y en la búsqueda espiritual de la humanidad.
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